El acceso de las mujeres a los puestos de dirección de
las empresas sigue siendo en la actualidad muy complicado. Además, cuando lo
consiguen, su trabajo es, muchas veces, cuestionado por gran parte de los
empleados, que prefieren que la empresa sea dirigida por un hombre. ¿Por qué
liderar siendo mujer sigue resultando tan difícil?
Sandra Marín, coach, consultora y formadora en la
consultora Mikah de Waart, ha analizado las razones por las que para el sexo
femenino es más difícil llegar y mantenerse en cargos directivos, tras haber
trabajado con cientos de mujeres empresarias y con puestos de responsabilidad
dentro de la empresa.
Tras este análisis, Marín ha facilitado las siguientes
claves para alcanzar un liderazgo femenino de éxito:
Hacerse visible y reconocer las posibilidades. Una vez
decidido asumir un puesto de dirección, hay que hacerse visible y estar
presente. Muchas mujeres son segundas de a bordo y no destacan entre sus
compañeros, por lo que se debe de demostrar la valía creyendo en las posibilidades
de cada una y mostrando ante los demás la capacidad de liderazgo.
Negociación. Tanto para conseguir el puesto como para
poder desempeñarlo, la negociación es otro de los pilares que rodea a la
dirección femenina. Disponer de habilidades comunicativas y técnicas de
negociación permitirá defender el propio puesto al mismo tiempo que desarrollar
cada nuevo proyecto. Sandra Marín aconseja defender los propios intereses como
parte de los intereses de la propia empresa.
Agradable, pero competitiva. Asumidas las
responsabilidades, muchas directivas, en su afán por demostrar sus
competencias, olvidan la esencia que les puede ayudar en el desempeño de su
cargo. Asumir roles demasiado masculinos no siempre es garantía de éxito, y
muchas veces no casan con la manera de ser de cada una. Pero la mano izquierda,
la empatía y la sensibilidad no están reñidas con tener carácter, fuerza y
competitividad.
Superar el 'Síndrome del impostor'. Las personas
directivas o líderes de un grupo es posible que hayan tenido que lidiar con el
'Síndrome del impostor', especialmente presente en el sexo femenino y, sobre
todo, en mujeres de éxito, aunque que puede ser experimentado por cualquier
persona. Éste aparece cuando se tiende a pensar que los logros fueron fruto del
azar, que todo lo que se ha conseguido fue cuestión de suerte y que cualquier
persona puede hacerlo mejor que una misma.
Según Marín, dichas creencias esconden inseguridad y
falta de autoestima, y algunos estudios confirman que gran parte de la
población pasa por un periodo así en su vida laboral, cuando empieza un trabajo
o asume un rol diferente o de mayor responsabilidad.
Para afrontar y superar esa situación, Marín recomienda
aprender a valorarse, entender y aceptar que no se tienen por qué conocer todas
las respuestas y que es positivo recompensarse por cada reto diario conseguido.
Fuente: RRHHpress
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